(El Nuevo Herald | 20 de Julio, 2017)
por Willy Castellanos
Por esas curiosas y casi nunca fortuitas coincidencias de la historia, Louis Daguerre, el inventor de la primera cámara fotográfica producida en serie, fue también el creador de un singular espectáculo que capturó la pasión del púbico parisino en las primeras décadas del siglo XIX: el diorama. A través de complejos mecanismos de ilusión teatral que incluían grandes pinturas escénicas, objetos reales, así como fondos e iluminación en movimiento, Daguerre reprodujo tridimensionalmente una serie de paisajes exóticos y escenas históricas perdidas en el tiempo. En 1822, el diorama ofrecía una experiencia de máxima cercanía a los realismos simultáneos de la imagen y del cine.
Del rudimentario daguerrotipo nació un archivo inabarcable de imágenes que a lo largo de los años ha certificado la experiencia humana generando un nuevo orden de pruebas y el consabido mito de objetividad de la fotografía. Pero en el diorama y sus simulacros se encontraba la génesis del impulso perceptivo de la contemporaneidad, donde el consumo vertiginoso de la imagen multi-mediática tiende a borrar cada vez más las fronteras entre el hecho y su representación o entre el documento y la ficción, la Post-verdad.
Esta dicotomía histórica entre registro documental e imagen pre-construida, cobra cuerpo y sentido en las salas del Frost Art Museum de FIU a partir de dos exposiciones de fotografía mexicana. Ambas reúnen dos experiencias estéticas diferentes y dos momentos significativos en la historia mexicana del último siglo. Convirtiéndose en México: las fotografías de Manuel Carrillo agrupa más de treinta imágenes que documentan desde el registro directo el México indómito de las décadas posteriores a la Revolución de 1910; mientras Mundos posibles: fotografía y ficción en el arte contemporáneo mexicano reúne los trabajos de un grupo de fotógrafos nacidos entre los años sesenta, setenta y principio de los ochentas.
Las imágenes de Manuel Carillo (1906-1989) retoman el proyecto humanista de la gran fotografía documental para insertarse puntualmente en el legado de una fecunda tradición nacional cuyo imaginario se enriquecería con visiones tan singulares como las de Manuel y Lola Álvarez Bravo, Juan Rulfo, Nacho López, Graciela Iturbide o Pedro Meyer, entre otros grandes nombres. Comisariada por Klaudio Rodríguez y convenientemente desplegada en sala con abundante información que el espectador siempre agradece, Convirtiéndose en México se ofrece como una experiencia estética e histórica entrañable. Las fotografías de Carrillo registran la vida en varias zonas rurales del país, con sus pulquerías y personajes arquetípicos. El indígena y sus costumbres adquieren una particular importancia como poesía visual y manifiesto representativo de las diversas culturas que conforman los matices de la identidad nacional.
En una sala contigua, nueve artistas contemporáneos construyen otros mundos probables con sugerentes fotografías que traspasan la anécdota local para esbozar los problemas de la aldea global desde el caos de sus incongruencias. La ficción funciona aquí como catarsis que devela las trampas del sistema, redefiniendo las relaciones del individuo con su entorno. En estos casos, la pre-construcción de la escena y la manipulación digital son estrategias que permiten delinear la complejidad del tiempo presente. Curada por Marisol Argüelles, Mundos posibles: fotografía y ficción en el arte contemporáneo mexicano, incluye 40 obras de artistas como Mauricio Alejo, Ricardo Alzati, Katya Braylovsky, Alex Dorfsman, Daniela Edburg, Rubén Gutiérrez, Kenia Nárez, Fernando Montiel y Damián Siqueiros.
En Mundos Posibles, lo real no es un registro instantáneo del acontecimiento sino un complejo entramado simbólico que define la experiencia autoral desde una conciencia crítica. Y esta suele expresarse a través de la infinita biblioteca de referencias icónicas y literarias que conforman nuestra cultura contemporánea. Ciertos trabajos como los de Damián Siqueiros retoman el discurso mitológico –el regreso al orden primigenio de las cosas- y el esteticismo de los cuerpos para cuestionar las nociones de género y sus políticas representativas en el arte y en los medios. Las imágenes de Daniela Edburg y Rubén Gutiérrez nos sitúan a través del montaje, ante el espectáculo de la apocalipsis o la destrucción del mundo tal y como lo conocemos. Mientras Edburg le confiere una dimensión estética a la catástrofe, Gutiérrez llevas sus fotografías manipuladas al televisor para luego retratarlas como “noticias televisivas” de posibles desastres e inundaciones.
De la literatura, del mundo del espectáculo o del psicoanálisis, provienen ciertas visiones como las de Alex Dorfsman, Fernando Montiel o Kenia Nárez, quien se auto-representa investida en la inocencia reveladora de los personajes de los hermanos Grimm. Artistas como Mauricio Alejo y Katia Braylovsky re-significan la percepción de los espacios públicos y los domésticos, tradicionalmente colonizados por la homogeneización de la cultura material. Ricardo Alzati indaga por su parte en el espacio de la propia relación entre historia y fotografía. Su trabajo es una búsqueda conceptual de aquellas figuras intencionalmente borradas en las impresiones de antiguos archivos de su país.
Mundos posibles se ofrece como intercambio icónico de otros mundos no menos reales y creíbles, en una síntesis que permite visualizar no sólo el talento de la más reciente fotografía mexicana sino las infinitas posibilidades del medio para representar al mundo en su complejidad.
Becoming Mexico, hasta el 17 de Septiembre de 2017.
Possible Worlds, hasta el 8 de Octubre de 2017.
THE PATRICIA & PHILLIP FROST ART MUSEUM FIU
10975 SW 17th Street, Miami, FL 33199.
Martes a Sábados, de 10 am a 5pm. Domingos, de 12 pm a 5 pm
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